
La frase que encabeza esta entrada es, precisamente, la seña de identidad de la película Expiación, de Joe Wright, estrenada hoy, día 11 de enero, en las salas de nuestro país. Basada en la novela de Ian McEwan, el director de Orgullo y Prejuicio nos deleita esta vez con una magnífica película que narra la preciosa historia de un amor imposible.
Los personajes principales de la obra son interpretados por una magnífica Keira Knightley y un más que sobresaliente James McAvoy.
Con una banda sonora de lo más curiosa, habiendo algunos temas que intercalan la música de fondo con un ritmo creado a través del repiqueteo de una máquina de escribir y, una vez más, con una fotografía espléndida, Expiación ofrece un visionado magnífico, si bien en algunos momentos resulta algo lenta.
Hasta aquí la parte, digamos, más objetiva de la película. Ahora comenzaré con lo que me toca, esto es, mi humilde opinión sobre la película.
Reconozco que iba con unas expectativas bastante altas. Vi Orgullo y Prejuicio, del mismo director, y quedé francamente fascinado con el filme, hasta el punto de haberlo convertido en una de mis películas fetiche. Pues bien, Expiación ha cumplido mis expectativas. El señor Joe Wright ha acertado nuevamente con Keira, la que parece ser su nueva musa, pues ha sido la protagonista de sus dos últimas obras. Por primera vez la actriz inglesa encarna un rol que no le es habitual. Estando acostumbrado a sus papeles en los que destaca especialmente la dulzura de sus personajes, muy dados a regalarnos deslumbrantes sonrisas, Cecilia es un personaje que sorprende en ella. Sonríe poco... A decir verdad casi nada. En la primera parte de la película no provoca ninguna simpatía, pero poco a poco le coges cariño y llegas a sentir una profunda lástima por cómo se desarrolla su peculiar historia de amor con Robbie, el personaje de McAvoy.
Al principio se ofrecen algunas situaciones cómicas que han despertado las risas de gran parte del público, aunque luego quizá se han arrepentido de ello, pues lo que parecen travesuras y tonterías en un primer momento, serán el desencadenante de la trama principal después.
La forma de contar la historia es, cuanto menos, curiosa. El director intercala constantemente distintos momentos temporales, lo que hace que, si no estás despierto, puedas llegar a perderte en algún momento. De hecho me han dado ganas de pegar un buen par de gritos a las que tenía a mi lado para explicarles lo que estaba pasando, porque no se estaban enterando de por dónde les daba el aire... Una lástima...
El caso es que, conforme avanzaba la trama, me he sentido algo frustrado. No por nada, sino porque he pensado: "Joder... se nota que el autor es un hombre (Ian McEwan). Necesita meter sentimientos negativos a piñón para crear el nudo y la problemática de la historia... Esto me huele a final barato con intento de lágrima fácil, qué decepción... Igualito que Leyendas de Pasión...".
He tenido que sacar un bote de ketchup y dos panecillos para comerme mis propias palabras mientras me secaba los lagrimones. Y es que al llegar el momento álgido de la película, un giro argumental totalmente inesperado hace que la sangre llegue a helarse justo antes de comenzar a hervir, una sensación de lo más curiosa, creedme. La banda sonora es buena, o eso me ha parecido, aunque está poco explotada.
La interpretación de Keira me ha encantado. Ha sido un contraste enorme con lo que he visto hasta ahora y no he quedado en absoluto decepcionado. Ha demostrado una vez más que no sólo es una buena actriz (aunque no os lo parezca a todos) sino que sabe , sobre todo, imprimir gran pasión a sus personajes. James McAvoy es un tipo al que no conocía, pero me ha gustado su actuación. Ha conseguido dar mucha naturalidad y fuerza al personaje de Robbie, haciendo una muy creíble interpretación.
En fin y a la postre, me ha gustado mucho la película. Sobran algunas escenas, eso es cierto, y hay algunos momentos en los que se muestran las atrocidades de la guerra que, pienso yo, son totalmente innecesarios, y sólo sirven para despertar el morbo en el espectador, más que desmoralizarle, que supongo que es la verdadera intención. No diré que os la recomiendo a todos, porque algunos me escupiríais a la boca antes de terminar de decir la frase, pero a todos los que os guste el género, como a mí, y quedasteis satisfechos con Orgullo y Prejuicio, id a verla. Eso sí... Os advierto que el final es como si te cogiesen el corazón, lo apretujasen con una sonrisa y lo tirasen con fuerza contra una pared...